El que dijo aquello de “agua pasada no mueve molinos” se lució. Desde luego una base lógica debe tener, y está claro que lo hecho, hecho está. Volver para atrás no podemos, tampoco podemos vivir en el pasado, y mucho menos en el futuro. Pero yo estoy empezando a pensar que el agua pasada puede volver para mover otra vez el molino. Explicar esto me resulta complicado, no puedo dar detalles, no sería justo. Pero no sé por qué clase de bucle extraño retorna el agua dichosa. Claro está que vuelve con bastante menos energía, y que la capacidad de mover el molino es limitada, pero lo mueve. También es verdad que esta energía se suma al torrente rutinario que nos hace sentir vivos, y que quizás, aún siendo un incremento ridículo, puede dar la sensación de un hiper-empuje que nos lleva a revivir una segunda parte de nuestro pasado obsoleto. Segunda parte, que por supuesto, analizamos desde el optimismo que nos regala olvidar.
Es cierto que aparentemente, y eso pensaba yo, el regreso de estos fantasmas del pasado puede ser contraproducente. Sin embargo, y no sé por mediación de qué endemoniado algoritmo la experiencia creo que está siendo positiva. El dar valor numérico a esas variables que han cambiado los rumbos de mi vida me está gustando. Es verdad que los valores eran conocidos, pero solo estaban confirmados por el resultado. Y como todos sabemos en matemáticas se puede llegar al mismo resultado por infinitos caminos. Es decir, confirmar el valor de las variables, sabiendo no solo el resultado final, si no también el camino tomado para la resolución está siendo toda una revelación.
Los más escépticos estaréis pensando que ya me he dejado llevar por la retórica más cobarde, pero en realidad es muy sencillo de explicar. El conocer por fin la letra pequeña de alguna de las cosas vividas no hace más que recordarme quien y como soy, de donde vengo y a donde voy. Y aún habiendo cometido muchos errores, creo que puedo pensar que en general no estoy haciendo las cosas del todo mal. Queda confirmado que el camino inicial no es el equivocado, y que cambiarlo puede ser el desastre. Por lo que para muchas realidades tengo la respuesta antes de que surja la pregunta. Esto último os puede parecer aburrido, pero tranquilos, por que no es más que uno de los síntomas de estar Sentado la Cabeza, así que bienvenido sea.
Es cierto que aparentemente, y eso pensaba yo, el regreso de estos fantasmas del pasado puede ser contraproducente. Sin embargo, y no sé por mediación de qué endemoniado algoritmo la experiencia creo que está siendo positiva. El dar valor numérico a esas variables que han cambiado los rumbos de mi vida me está gustando. Es verdad que los valores eran conocidos, pero solo estaban confirmados por el resultado. Y como todos sabemos en matemáticas se puede llegar al mismo resultado por infinitos caminos. Es decir, confirmar el valor de las variables, sabiendo no solo el resultado final, si no también el camino tomado para la resolución está siendo toda una revelación.
Los más escépticos estaréis pensando que ya me he dejado llevar por la retórica más cobarde, pero en realidad es muy sencillo de explicar. El conocer por fin la letra pequeña de alguna de las cosas vividas no hace más que recordarme quien y como soy, de donde vengo y a donde voy. Y aún habiendo cometido muchos errores, creo que puedo pensar que en general no estoy haciendo las cosas del todo mal. Queda confirmado que el camino inicial no es el equivocado, y que cambiarlo puede ser el desastre. Por lo que para muchas realidades tengo la respuesta antes de que surja la pregunta. Esto último os puede parecer aburrido, pero tranquilos, por que no es más que uno de los síntomas de estar Sentado la Cabeza, así que bienvenido sea.